- Los palos del flamenco son cada uno de los estilos de cante de este arte. Existen más de cincuenta y cada estudioso los agrupa de una forma distinta, ya sea por procedencia, según su métrica, si van acompañados o no de guitarra o baile… Para entenderlos, es importante saber que cada uno de los palos del flamenco tiene una estructura, con una parte fija y con una parte variable (porque en un tablao flamenco puede pasar de todo, y hay que dejar un espacio a la improvisación). Como todos los artistas de un cuadro flamenco conocen esta estructura, todos van “al mismo compás” (nunca mejor dicho)
- ¿Cuáles son los palos del flamenco más comunes?
Alegrías: Su propio nombre lo dice;
este es un compás que indica fiesta y alborozo. Su compás es el mismo
que el de la soleá, pero va más rápido.
Bulerías: No hay fiesta flamenca que
no acabe por bulerías. Es el cante y baile más flexible de los palos
del flamenco, y parece ser que proviene de los gitanos de Jerez, en
Cádiz. El compás es (otra vez) el mismo que el de la soleá, ¡pero
trepidante! Las bulerías transmiten barullo, alboroto… En el caso de que
sean bulerías por soleás, el ritmo es más lento.
Fandangos: De origen árabe y portugués. Cada zona ha hecho suyo su propio estilo, y
así hoy tenemos los fandangos de Huelva, los fandangos de Málaga (o
malagueñas), etc.
Seguiriyas (o seguidillas, según con
quién hables): Es un cante lleno de sentimiento, triste y doloroso, el
que más nos recuerda al cante hondo. Su baile suele ser muy solemne, sin
ornamentos, y muy emocionante.
Sevillanas: Es posiblemente el baile
flamenco más extendido; se baila en toda Andalucía y tiene la
singularidad de que se danza en parejas.

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